Hola, soy George Clooney

Sí, sí, que a nadie le sorprenda el título de este post porque, parezca raro o no, ahora mismo yo podría abrir un blog nuevo con ese título, documentarme sobre la vida del actor y empezar a escribir haciéndome pasar por él. Así de sencillo.

Vale, es cierto que algún fan acabaría descubriéndome o, incluso si nos basamos en la Teoría de los Seis Grados, alguien del entorno del propio Clooney podría encontrarme... Pero, hasta que eso ocurriese, os habría engañado a todos sin haberme movido de casa, gracias a Internet.

¿Significa esto que cada vez se va perdiendo más la credibilidad en la red y que cualquiera puede usurpar identidades, datos, etc.? Bueno, aunque no hay que ser alarmistas, yo diría que... sí.

Pero que nadie ponga el grito en el cielo, pues esta situación es una consecuencia totalmente lógica de un medio que, al luchar por eliminar cualquier barrera que impida la comunicación, está dificultando cada día más su propio control.

Por eso, actualmente es frecuente toparse al navegar con hoaxes, bulos, que a veces llegan a calar tanto en la opinión pública que han de ser desmentidos por las empresas implicadas (pdf), tal y como recoge navegandoxlared.es en un artículo. O, como anunciaba yo al comienzo del post, con supuestos personajes famosos que tienen un perfil en las tan de moda redes sociales...

Y aún hay más, ya que no hay que olvidar que Internet es, además, el gran medio del comercio sin fronteras, de los negocios anónimos y, si no se lleva cuidado, de las grandes estafas.

De ahí que, en vista de que comprar sin salir de casa está llegando a ser más un peligro que una ventaja, algunos empresarios se estén centrando en establecer qué requisitos han de seguir para que su negocio adquiera credibilidad; algo que también han hecho instituciones como la Universidad de Stanford, que ha llegado a dedicar más de tres años de estudio para elaborar un informe (pdf) sobre la percepción y evaluación de la credibilidad que tienen los usuarios de los sitios webs. Es más, como recoge Miguel Ángel de Alzáa, de dicho documento se pueden extraer qué 10 normas contribuyen a hacer creíble un site.

Pero si hay algo en lo que puede ser determinante esta pérdida de credibilidad es en el famoso debate entre Prensa escrita y Prensa digital.
Recordemos que, si los medios online han estado ganando terreno a los tradicionales, la dificultad para demostrar la veracidad de algunas informaciones obtenidas por vías no profesionales podría hacernos retroceder unos cuantos años hasta el momento en el que el papel era el rey indiscutible de la credibilidad frente a las cabeceras digitales.

Sin embargo, no hay que ser alarmistas respecto a la desaparición de un soporte u otro sino que hay que luchar porque ambos ofrezcan contenidos de calidad, creíbles y útiles, pues así podremos evitar tener que recurrir sólo a la consulta de uno de ellos y podremos aprovechar los dos, como ya se está haciendo.

Precisamente por esto, hay que confiar en proyectos como los que explica Tíscar en dos artículos sobre la evaluación de contenidos que realizan desde Credibility Commons y la necesidad de fomentar el uso responsable de la red con una buena educación.

De esta manera, aun sabiendo que la posibilidad que Internet ofrece de mantener el anonimato puede ser perjudicial para la credibilidad de los contenidos, con control y criterio podremos seguir disfrutando de su gran ventaja: la creación colectiva, que permite hacer una red de todos y para todos.

(foto de Míster Jaded)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, ya sé que soy un friki y que posiblemente a ti no te vaya a hacer gracia este chiste, Sandro, pero en su día fue mítico!

Tan mítico que todavía se venden camisetas y ejemplares del The New Yorker con ese chiste.

Por tanto, el problema al que te refieres se encuentra en los orígenes mismos de internet y viene propiciado por una palabra que he echado en falta en el post, anonimato :)

Por otro lado me ha gustado la referencia a la teoría de los seis grados, puesto que al final, si bien es cierto que cualquiera puede engañar a través de internet a otros, también es verdad que cualquiera puede denunciar al que engaña. Al final siempre hay incluso un vigilante que vigila a otros vigilantes.

El post está muy bien pero, eso sí, sigue trabajando en lo de las negritas, sobre todo si el post es largo.

SANDRO dijo...

Ostras! Tienes razón Sergio, tanto hablar de lo de las identidades falsas y no nombro lo del anonimato de forma directa! no había ni caído, pero tienes razón.

Respecto a lo del chiste, no es que no me guste (de hecho me topé con él varias veces buscando info para el post) es que pensé que igual era muy típico... pero es muy ingenioso!

Captado: me voy a proponer lo de las negritas como un reto personal! jajaja ;)