Esto es lo que pensamos todos, o yo por lo menos, cuando Sergio (nuestro profesor de Producción) tuvo la fantástica idea de hacernos un test de actualidad semi-sorpresa el pasado martes.
Es verdad que el test estaba anunciado para esa semana, pero también es cierto que la lógica nos hizo pensar que sería miércoles y no martes… Pues bien, la lógica falló porque mucha gente anunció que se iba de viaje (a pasar el puente) y que no irían a la clase del miércoles, de ahí que el fantástico ejercicio se efectuara un día antes.
Bueno, espero que por lo menos lo hayan pasado bien los viajeros… ejem, ejem…
El caso es que estaba yo tan involucrado en mi examen (no sé para qué, porque no sabía ni la mitad de las respuestas) que ni reaccioné ante una pregunta que, de haberla analizado en frío, habría conseguido responder bien, y que hablaba de un supuesto escándalo sobre Paulina Rubio (que nadie se asuste de ver la web).
Yo, que a la chica en cuestión le tengo aprecio y tal, respondí con todo el dolor de mi corazón algo relacionado con ciertas sustancias… Pero no, no era eso.
Resulta que lo que había ocurrido con la cantante es que había sido protagonista de un rumor de alcance nacional: iba a ser la nueva vocalista de La Oreja de Van Gogh tras la huida repentina de Amaia Montero.
Cuanto menos insólito, ¿no? Pues a pesar de lo increíble de la noticia (no tiene nada que ver Paulina con La Oreja, musicalmente hablando) muchos diarios y medios de comunicación no dudaron en anunciar a bombo y platillo esta gran fusión musical. Y, claro está, se equivocaron.
Sin embargo, lo que más me sorprendió de todo esto es que los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia por un montaje (muy bien hecho por cierto) del programa radiofónico La Jungla, presentado por José Antonio Abellán.
Como podréis imaginar, la discográfica tuvo que desmentir el rumor ante el alcance que llegó a tener.
Y bien, señores periodistas, ¿dónde quedó aquello de contrastar las fuentes? ¿Qué pasa con eso de investigar?
En fin, esto nos hace ver cómo importa seguir unas normas mínimas a la hora de desarrollar la labor informativa, unas normas que por suerte siguen muchos, lo que no quieta que de vez en cuando se den casos como éste o incluso peores…
Esperemos que esto sirva para ejemplificar qué no se debe hacer, esperemos.
Es verdad que el test estaba anunciado para esa semana, pero también es cierto que la lógica nos hizo pensar que sería miércoles y no martes… Pues bien, la lógica falló porque mucha gente anunció que se iba de viaje (a pasar el puente) y que no irían a la clase del miércoles, de ahí que el fantástico ejercicio se efectuara un día antes.
Bueno, espero que por lo menos lo hayan pasado bien los viajeros… ejem, ejem…
El caso es que estaba yo tan involucrado en mi examen (no sé para qué, porque no sabía ni la mitad de las respuestas) que ni reaccioné ante una pregunta que, de haberla analizado en frío, habría conseguido responder bien, y que hablaba de un supuesto escándalo sobre Paulina Rubio (que nadie se asuste de ver la web).
Yo, que a la chica en cuestión le tengo aprecio y tal, respondí con todo el dolor de mi corazón algo relacionado con ciertas sustancias… Pero no, no era eso.
Resulta que lo que había ocurrido con la cantante es que había sido protagonista de un rumor de alcance nacional: iba a ser la nueva vocalista de La Oreja de Van Gogh tras la huida repentina de Amaia Montero.
Cuanto menos insólito, ¿no? Pues a pesar de lo increíble de la noticia (no tiene nada que ver Paulina con La Oreja, musicalmente hablando) muchos diarios y medios de comunicación no dudaron en anunciar a bombo y platillo esta gran fusión musical. Y, claro está, se equivocaron.
Sin embargo, lo que más me sorprendió de todo esto es que los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia por un montaje (muy bien hecho por cierto) del programa radiofónico La Jungla, presentado por José Antonio Abellán.
Como podréis imaginar, la discográfica tuvo que desmentir el rumor ante el alcance que llegó a tener.
Y bien, señores periodistas, ¿dónde quedó aquello de contrastar las fuentes? ¿Qué pasa con eso de investigar?
En fin, esto nos hace ver cómo importa seguir unas normas mínimas a la hora de desarrollar la labor informativa, unas normas que por suerte siguen muchos, lo que no quieta que de vez en cuando se den casos como éste o incluso peores…
Esperemos que esto sirva para ejemplificar qué no se debe hacer, esperemos.
0 comentarios:
Publicar un comentario