En el post anterior ya hice referencia a algunos de los dispositivos que supusieron el inicio del periodismo electrónico, sin el que habría sido imposible hablar hoy de periodismo digital.
Además, en clase elaboramos otro dipity sobre el nacimiento de las ediciones digitales de las cabeceras más importantes:
Pues bien, aparte de los dispositivos, no hay que dejar de lado los contenidos, ya que sin ellos sería inútil seguir hablando de medios y recursos de transmisión de datos, pues no habría nada que transmitir.
Por eso, a veces no nos damos cuenta de la importancia que puede tener la verificación y el contraste de aquello que buscamos. Es más, nos dejamos impresionar por la rapidez y facilidad de acceso a grandes cantidades de información pero... ¿sabemos a ciencia cierta si ésta es completa y verdadera?
Esa misma pregunta me la hice yo el otro día cuando tuve que buscar con mi compañera Erica Contreras algunos datos sobre el teletexto en Wikipedia, lugar que ejemplifica a la perfección las ventajas y utilidades de la web 2.0, así como su gran peligro: todos pueden participar, y no todos saben hacerlo.
En esta enciclopedia, por ejemplo, nosotros pudimos reorganizar algunas partes del artículo en cuestión e incluir otras nuevas sin necesidad de registro alguno, pues se queda grabada la IP del ordenador. Aunque, claro está, si alguien quiere aparecer como autor sí debe introducir sus datos personales.
Visto esto, no debemos echarnos las manos a la cabeza... pero sí ser conscientes de que todos somos humanos y podemos cometer errores. De ahí que, en estos tiempos, la verificación de fuentes sea imprescindible.
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